Una tarde en Covadonga

Una tarde de invierno en Covadonga tiene mucho de especial. Quien sabe si se debe a la tranquilidad, la belleza incomparable del lugar, los hechos que alli acontecieron siglos atrás... tal vez se trate de todo un poco. Una tarde de invierno cualquiera en Covadonga puede comenzar comiendo en compañía, en uno de los excelentes establecimientos hosteleros que existen a nuestra disposició. Fabes, cocido asturiano, patatas rellenas, cordero, platos de caza...

Y despues de la sobremesa toca dar un paseo por el lugar, bien abrigados, claro. Lo primero que nos encontramos es la esplendorosa cascada de agua de la cueva, que al ser invierno, fluye generosamente. La visita a la Cueva de La Santina es obligada y, si hay suerte, porder seguir la misa en la capilla de su interior, es un lujo. La entrada por los 100 metros de gruta, así como las vistas desde el balcón son impresionantes. 

El sitio está lleno de leyendas. Una de ellas dice que la chica que se bebe de cada uno de los chorros de la fuente de los Siete Caños, se casará en un año. A dicha fuente se accede por un camino a la izquierda de la cascada,  a un lado del estanque. Todos los elementos a nuestro alrededor contienen interesantes historias y mitos: la tumba alojada en la cueva, los leones, la Campanona, la Estatua de Pelayo o el Museo de la Virgen.

Y ya al atardecer, la Basílica se impone entre montañas. Esta construcción neoromanica de finales del XIX esconde numerosos detalles para los iniciados en arquitectura. Aquí también hay misas periodicamente.

Este es el lugar donde  nació España, donde empezó la Reconquista. El lugar donde Pelayo venció a los Musulmanes con la ayuda de la Virgen María.

 

Una tarde de Invierno en Covadonga puede comenzar....